INTRODUCCIÓN
El aumento del costo de la vida, el desempleo, emergencias políticas y climáticas, presión por seguir tendencias, es de entender entonces el riesgo de padecer depresión para adultos emergentes y adultos jóvenes. De hecho, la depresión es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial; ¿por qué no hablamos de ello como hablamos del volumen de entrenamiento y de las proteínas? Como aclaración, la depresión y la salud mental en general debe ser atendida por un profesional del área y no mediante entradas de un blog como este o mediante publicaciones y videos en redes sociales. Es desafortunado que, en países de América Latina, particularmente, es menos probable recibir apoyo en materia de salud mental debido a la escasez de estos, el estigma que existe alrededor de la depresión y la desestimación de la salud mental.
La resiliencia es la capacidad que tenemos de adaptarnos a situaciones adversas, y diversos sistemas interactúan posibilitando un mejor resultado, incluida la salud mental. Es de vital importancia conocer qué factores de riesgo y resiliencia asociados con la depresión para su prevención y tratamiento.
EL ESTUDIO

Los países densamente poblados, así como las poblaciones de menores ingresos económicos están subrepresentados en la literatura respecto a la asociación entre la resiliencia y sus diversos factores con la prevención y tratamiento de la depresión. También es de notar que los adultos emergentes (18-29 años) son menos estudiados a comparación de adultos jóvenes y adultos mayores. El objetivo de este estudio fue examinar los factores fisiológicos, psicológicos, sociales, institucionales, económicos, ambientales y culturales vinculados con niveles bajos de síntomas depresivos en jóvenes de 18 a 29 años expuestos a factores de riesgo de depresión.
¿Qué hicieron los investigadores?
Se trata de una revisión sistemática previamente registrada, lo cual es una buena práctica en el ejercicio de la investigación científica de entrada. Los criterios de inclusión de los estudios abarcaron la exposición al riesgo que podría ser directa, indirecta, actual o histórica siempre que investigaran factores de protección asociados con un resultado mejor de lo esperado, es decir, resiliencia. La edad media de los participantes debía estar entre 18 y 29 años. Los autores consideraron realizar metaanálisis, pero debido a la heterogeneidad de los estudios incluidos esto no fue posible. En total se incluyeron 142 estudios, con un total de 17,721 participantes. La mayoría de los estudios se realizaron en Norteamérica, seguido de Asia y Europa. Sudamérica solo fue representada con un solo estudio.

Como puedes ver en la Figura 2 la mayoría de estudios solamente se centraron en un solo factor de protección a la depresión en comparación con una combinación de dos, tres, cuatro y cinco factores.
HALLAZGOS
Exposiciones al riesgo
La mayoría de los estudios mencionaron experiencias adversas en la infancia, estrés de minorías, desafíos de desarrollo y eventos estresantes. Otros asociaron el riesgo a conflictos interpersonales, estrés por COVID-19, riesgo fisiológico o vivir en comunidades con dificultades económicas, sociales y ambientales.
¿Y qué nos protege de la exposición?
La asociación más fuerte entre niveles bajos de depresión y factores de protección fue para aquellos de nivel individual. La cognición positiva, así como la resiliencia psicológica mostraron los mejores pronósticos ante la exposición al riesgo de padecer depresión. En seguida los factores sociales, como el apoyo social y familiar ya sea influenciados por la religiosidad o espiritualidad mostraron una asociación positiva. Finalmente, y de forma curiosa, los factores económicos no fueron considerados significativamente.

¿Qué significan estos hallazgos?
La tendencia de acuerdo con estos hallazgos es atribuir la sintomatología depresiva a un solo sistema, el personal en este caso. El problema radica en que no podemos decir que solo se trata de ser fuertes psicológicamente hablando si no contamos con una red de apoyo ni familiar o social; más bien, podemos pensar en cómo se complementan estos sistemas para la mejora de la salud mental particularmente en adultos emergentes.
Por supuesto, somos responsables de nuestra propia salud mental, pero es innegable el efecto que la falta de recursos y oportunidades puede tener sobre esta en poblaciones más vulnerables. Hay que recordar que solamente un estudio fue realizado en Sudamérica, lo cual puede distar mucho de la calidad de vida en diversos países de Europa o Norteamérica. Para citar a los autores:
“La falta de atención a los recursos ambientales fisiológicos, institucionales, económicos, culturales y físicos (y sus probables interacciones) descuida los determinantes sistémicos de la depresión y atribuye la responsabilidad a los sistemas sociales informales de facilitar y mantener la resiliencia de los jóvenes”.
CONCLUSIÓN
Se necesitan más estudios que nos informen de factores de protección con múltiples sistemas, no solo el personal, y cómo las redes de apoyo, así como la relación entre el entorno y las oportunidades (o falta de), así como falta de recursos pueden afectar a la salud mental de los adultos emergentes y los adultos jóvenes. La inseguridad económica, el aislamiento social, la emergencia climática y los cambios políticos afectan la salud mental de los adultos jóvenes globalmente, y sería negligente pensar que se trata exclusivamente de factores personales.
No tengas miedo en buscar ayuda. Acércate a un profesional. No estás solo. Espero esta entrada te sirva de guía en tu camino.
REFERENCIA
Theron, L., Stekel, D. J., Höltge, J., Fawole, O. I., Levine, D. T., Mai-Bornu, Z., Maksudi, K., Olaniyan, O., Wright, C. Y., & Ungar, M. (2025). Factors that affect the resilience of young adults to depression: a systematic review. The lancet. Psychiatry, S2215-0366(25)00044-6. Advance online publication. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(25)00044-6
LN Daniel Álvarez García
Nutriólogo y entrenador especialista en culturismo natural
NASM-CPT