INTRODUCCIÓN
Promover la salud no es solo reducir factores de riesgo como el tabaquismo y el alcoholismo, o hablar de nuevos medicamentos para el tratamiento de la obesidad. Promover la salud es también hablar de la cultivación de activos psicológicos que nos brindan bienestar y mejoran nuestra calidad de vida. ¿De qué sirve vivir más años si no tengo un propósito de vida? ¿De qué manera mis acciones diarias, por pequeñas que sean, pueden ser guiadas hasta el último día? Interiorizar y reflexionar sobre nuestro propósito personal no solo es necesario, puede incluso ser bueno para nuestra salud.
EL ESTUDIO
Ikigai se define como “lo que hace que valga la pena vivir”, y es un concepto de la cultura japonesa que se ha popularizado en todo el mundo. Para mí, significa ser el hombre rebelde que Albert Camus tanteara en su obra del mismo título en 1951. Un hombre rebelde dice no. Para mí esto significa enfrentar de cara al absurdo de nuestra propia existencia no como una respuesta final, sino como un desafío hacia a este al encontrar nuestro propio sentido y valor. Decir no al ir y venir en automático y decir sí a la responsabilidad que encontramos en nuestra nueva libertad.

Una de las características del Ikigai es el crecimiento personal, aunque no se limita a este, ya que podemos encontrarlo incluso en actividades hedónicas como leer por curiosidad o pasar tiempo con nuestros amigos. La evidencia emergente ha encontrado que tener un Ikigai se asocia con menor riesgo de enfermedad cardiovascular, mortalidad y discapacidad funcional. Este es el primer estudio en evaluar las asociaciones entre el Ikigai y diversos aspectos de salud y bienestar, como distintas dimensiones de salud física, comportamiento saludable, distrés psicológico, bienestar social, bienestar subjetivo y comportamientos prosociales/altruistas.
¿Qué hicieron los investigadores?
Se trata de un estudio de cohorte longitudinal a nivel nacional en Japón, en el cual se realizaron encuestas a adultos mayores de 65 años de dos bases de datos. En una de ellas participaron 6,441 personas, mientras que en otra fueron 8,041. Los investigadores analizaron la asociación entre haber practicado Ikigai y diversos resultados posteriores de salud, los cuales mencioné anteriormente. El flujo del estudio lo puedes ver en la siguiente imagen:

Creo que es importante mencionar que la pregunta de si las personas tenían Ikigai fue binaria. Simplemente se les preguntaba: "¿Tiene usted Ikigai?", a lo cual se respondía sí o no. Es de entenderse, puesto que en la cultura japonesa es un concepto conocido y popular, cosa que sería diferente si esta misma pregunta se formulara a una población mexicana o colombiana, por ejemplo.
HALLAZGOS
Algunas de las covariables identificadas y extraídas por los autores fueron el sexo, edad, estado civil, vivir solo, educación, ingresos, trabajo, número de afecciones de salud y número de eventos vitales importantes, o eventos canónicos como lo llama la gente joven incapaz de prestar más de 30 segundos de atención continuos. Para reducir la posibilidad de causalidad inversa, también se controlaron valores previos a la encuesta.
¿Tener un Ikigai realmente mejora la salud y el bienestar?
- El Ikigai se asoció con algunos resultados favorables para la salud física, como un menor riesgo de desarrollar discapacidades funcionales.
- El Ikigai también se asoció con una reducción del malestar psicológico (síntomas depresivos y desesperanza) y una mejora del bienestar subjetivo (felicidad y satisfacción vital).
- La evidencia de asociaciones con resultados en otros dominios (comportamiento saludable, bienestar social, carácter y virtud) fue modesta, mixta o no concluyente.
- Solo unas pocas características pre-basales, como el género y el malestar psicológico, predijeron el Ikigai posterior.

CONCLUSIONES
Por supuesto, son asociaciones y el Ikigai no necesariamente es una causa de estos resultados. Sin embargo, es interesante notar como el tener un propósito en nuestras vidas puede moldear de cierta manera nuestra experiencia como seres humanos. Esto no significa que algunas variables que están fuera de nuestro control, como el lugar donde nacemos y su nivel de desarrollo, las oportunidades que recibimos o no en la infancia, las políticas públicas que nos permiten o no desarrollarnos en el área de nuestro interés y muchas otras no tienen un peso importante, y es vital reconocerlo.
Por otro lado, lo que sí podemos controlar es la respuesta que damos ante nuestra situación de forma personal, esperando que esto no se interprete como propaganda barata a la meritocracia, sino más bien, como un punto de partida para encontrar nuestra brújula interna a la cual podemos acudir sin restricciones y bajo nuestros propios términos.
Encontrar y cultivar nuestro Ikigai, querido(a) lector(a) es un requisito hacia un mejor futuro construido desde la calma que solo encontraremos en el presente.
La pintura de la portada es "La gran ola de Kanagawa" de Katsushika Hokusai publicada entre 1830 y 1833.
REFERENCIA
Okuzono, S. S., Shiba, K., Kim, E. S., Shirai, K., Kondo, N., Fujiwara, T., Kondo, K., Lomas, T., Trudel-Fitzgerald, C., Kawachi, I., & VanderWeele, T. J. (2022). Ikigai and subsequent health and wellbeing among Japanese older adults: Longitudinal outcome-wide analysis. The Lancet regional health. Western Pacific, 21, 100391. https://doi.org/10.1016/j.lanwpc.2022.100391
LN Daniel Álvarez García
Nutriólogo y entrenador especialista en culturismo natural
NASM-CPT