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La vida fitness, especialmente en la sala de pesas convencional se ha popularizado en los últimos años y sigue creciendo de forma exponencial. Hay más gente asistiendo a los gimnasios y con ello un aumento en las probabilidades de aumentar los casos de dismorfia muscular, son simples matemáticas, ¿no?. Probablemente sea algo más complejo que eso.


En mis inicios en este viaje fitness, esta "aventura", sospecho que tuve algún nivel de dismorfia corporal, pero lo desconocía. Asistía al gimnasio para verme mejor, impresionar a las chicas, recibir cumplidos, encajar mejor y a la par disfrutaba entrenar, lo disfrutaba muchísimo. ¿Cómo podría admitir que tenía un problema cuando estaba disfrutando mucho realizar esta actividad?, no era impulso, era necesidad de llegar y perderse del mundo, dejar los problemas atrás y darme mi momento, para mí no tenía ningún tipo de sentido considerar mi situación un riesgo, pero claramente lo era. ¿Cómo puedo estár seguro? bueno, haciendo un recuento de mi conducta en aquel entonces: utilicé esteroides anabólicos androgénicos, compré todos los pre-entrenos que conocí en aquel entonces (y los quemadores, claro), hice dietas muy bajas en calorías y entrenaba todos los días, una de mis frases favoritas era: Los domingos también se entrena. Claro que no es un problema entrenar en domingo, pero utilizar una frase motivacional para disfrazar un trastorno, a estas alturas lo considero preocupante.


Pero, esto no se trata de mi opinión, y no quiero contar todos mis secretos en estas entradas. Vamos al grano.


Un reciente estudio de Joensberg y su equipo se propusieron responder 2 preguntas:

1) ¿Cómo se relaciona el tipo de pasión que alguien tiene por el entrenamiento de fuerza con los síntomas de dismorfia muscular?

2) ¿De qué forma el contenido que consumen en redes sociales, relacionado con ejercicio y cuerpo, influye en esta relación?


Para ello, se basaron en una teoría conocida como el Modelo Dual de la Pasión, que distingue dos tipos:

  • Pasión armoniosa: cuando la persona entrena porque lo disfruta, lo considera valioso y lo hace de forma libre. Es un tipo de compromiso que no interfiere con otros aspectos de su vida.

  • Pasión obsesiva: aparece cuando el entrenamiento se vuelve una obligación interna o externa. Puede nacer de una necesidad de validación, de baja autoestima o de presión social. Aunque a la persona le guste entrenar, siente que debe hacerlo a toda costa, incluso si eso le causa malestar.


Pero, antes de profundizar más sobre la metodología y resultados, ¿por qué consideraron importante hacer este estudio? Para mi es algo evidente, probablemente por mi formación, pero no quiero suponer que tú, estimado lector, piensas y conoces lo mismo que yo. 


La dismorfia muscular es una condición psicológica en la que las personas están convencidas de que su cuerpo es demasiado pequeño o que no tienen suficiente masa muscular, aunque en la mayoría de los casos sí la tienen. Estas preocupaciones no solo son persistentes, sino que afectan negativamente su vida social, laboral o emocional.


Este problema ha sido estudiado desde distintas perspectivas: desde lo biológico, lo psicológico y lo social. Pero algo que se ha explorado poco es cómo influye el tipo de “pasión” que una persona siente por entrenar. ¿Es una pasión que suma, que se integra bien en su vida? ¿O es una pasión que domina, consume y desestabiliza?


Además, el estudio también quiso observar el papel de las redes sociales, sobre todo el contenido relacionado con fitness, motivación, entrenamiento o nutrición. Hoy en día, muchas personas están expuestas a modelos corporales en redes que pueden ser poco realistas y ejercer presión sobre la imagen corporal.


Ahora podrás entender el valor que tiene esta investigación. Aprovecho el momento para retomar el protagonismo y colocarme de ejemplo; cuando entrenaba hasta los domingos y en todas mis pre y post-guardias cuando estaba haciendo el internado (aún me tocaron en su modalidad ABC), pensaba que era la pasión por entrenar lo que me movía y me orillaba a asistir, no era capaz de ver esa obsesión y como impactaba en mi vida, hoy desearía haber tenido las herramientas para tomar mejores decisiones, pero no conocía que estas existían, hoy las oportunidades de detectar a personas que tienen riesgo de desarrollar dismorfia muscular son más altas, personal más capacitado y más conocimiento sobre el tema, este artículo viene a sumar a esta caja de herramientas para detectar de forma oportuna a personas en riesgo de desarrollar este trastorno.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

¡A través de encuestas!, pero lo bueno viene en una propuesta novedosa, una escala que –obligadamente se debe remarcar– no está validada, la escala Fitness Social Media (FSM).

El estudio se realizó en Noruega y participaron personas jóvenes, específicamente entre los 16 y los 30 años, que practicaban entrenamiento de fuerza de forma activa. Se reclutaron a través de redes sociales y anuncios físicos en gimnasios y universidades. En total, 502 personas completaron todos los cuestionarios necesarios para el análisis.


A todas ellas se les aplicó un cuestionario dividido en varias secciones. Las preguntas buscaban obtener información sobre:

  • Tiempo de experiencia en el entrenamiento de fuerza: se preguntó cuántos años llevaban entrenando regularmente.

  • Frecuencia semanal de entrenamiento: cuántos días por semana solían realizar ejercicios de fuerza.

  • Uso de redes sociales: se indagó cuántas horas pasaban diariamente en redes sociales como Instagram, Facebook o TikTok.

  • Contenido fitness en redes sociales: se les pidió que estimaran, en una escala del 1 al 10, cuánto del contenido que consumían estaba relacionado con:

    • Consejos prácticos para entrenar fuerza.

    • Recomendaciones nutricionales orientadas a ganar músculo.

    • Videos o frases motivacionales sobre entrenamiento.


La suma de estas tres respuestas dio lugar al puntaje de Fitness Social Media, con un rango posible de 3 a 30 puntos. Un puntaje alto indicaba una alta exposición a contenido fitness.

¿Qué cuestionarios se utilizaron?

Para profundizar en las variables centrales del estudio, los autores aplicaron tres herramientas psicométricas clave:


1. Escala de Pasión por el Entrenamiento de Fuerza

Adaptada del Passion Scale desarrollada por Vallerand y colaboradores, esta escala mide el tipo de pasión que una persona experimenta por una actividad significativa —en este caso, el entrenamiento de fuerza.

Consta de 12 ítems, distribuidos en dos dimensiones:

  • Pasión armoniosa (6 ítems): Este tipo de respuestas refleja una integración saludable del ejercicio en la identidad de la persona.

  • Pasión obsesiva (6 ítems): Estas respuestas reflejan un tipo de compromiso más rígido y conflictivo.

Cada ítem se respondió con una escala tipo Likert de 1 a 7, donde 1 significaba “totalmente en desacuerdo” y 7 “totalmente de acuerdo”. Puntajes altos en cada dimensión indican un mayor grado de ese tipo específico de pasión.


2. Inventario de Dismorfia Muscular (Muscle Dysmorphic Disorder Inventory, MDDI)

Este instrumento fue desarrollado por Hildebrandt y colaboradores y se ha convertido en uno de los más utilizados para evaluar síntomas asociados a la dismorfia muscular.

Incluye 13 ítems distribuidos en tres dimensiones:

  • Impulso por aumentar el tamaño muscular (Drive for Size): evalúa pensamientos como “Quisiera que mis brazos fueran más grandes” o “Me gustaría aumentar mi masa muscular”.

  • Intolerancia a la apariencia (Appearance Intolerance): recoge sensaciones negativas hacia el propio cuerpo, con preguntas como “Odio mi cuerpo” o “Soy muy tímido para que me vean sin camiseta (o en bikini)” —esta última fue adaptada para incluir lenguaje más inclusivo hacia mujeres.

  • Interferencia funcional (Functional Impairment): mide el grado en que las preocupaciones corporales afectan la vida diaria, con frases como “Evito conocer gente nueva por culpa de mi rutina de entrenamiento” o “Me siento ansioso si me salto uno o más entrenamientos”.

Los participantes respondieron en una escala de 1 (totalmente en desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). Un puntaje total superior a 39 se utilizó como umbral para identificar a personas en riesgo de dismorfia muscular, basado en estudios previos.


3. Hábitos de redes sociales (cuestionario desarrollado por los autores)

Aunque no se usó una escala estandarizada, los investigadores desarrollaron preguntas específicas basadas en revisiones previas sobre el uso de redes sociales. Preguntaron:

  • ¿Cuántas horas diarias pasas en redes sociales?

  • ¿Estimaste ese número o lo verificaste en la configuración de tu teléfono?

  • ¿Qué porcentaje del contenido que ves está enfocado en entrenamiento, nutrición para hipertrofia o motivación para entrenar?

Estas preguntas permitieron cuantificar no solo el tiempo, sino el tipo de exposición, lo cual es más relevante para evaluar el impacto del contenido.


Los resultados

Revelan varias asociaciones relevantes entre la forma en que una persona se relaciona con el entrenamiento de fuerza, su exposición a contenido fitness en redes sociales y la presencia de síntomas compatibles con dismorfia muscular.

1. Una de cada tres personas evaluadas mostró niveles preocupantes de síntomas de dismorfia muscular

  • El 30 % de los participantes (159 personas de las 502 que completaron el cuestionario completo) superó el punto de corte clínico establecido en el Inventario de Dismorfia Muscular (puntuación >39), lo cual indica una posible vulnerabilidad a desarrollar el trastorno.

  • Aunque este umbral no representa un diagnóstico médico en sí mismo, sí permite identificar perfiles de riesgo, personas que podrían estar experimentando un nivel de malestar significativo relacionado con su cuerpo y su musculatura.

  • Esta prevalencia coincide con hallazgos previos en poblaciones similares (por ejemplo, practicantes habituales de musculación o culturismo), reforzando la preocupación sobre la normalización de ciertos niveles de obsesión con la estética muscular en contextos fitness.


2. La pasión obsesiva por el entrenamiento fue el factor más fuertemente asociado a esos síntomas

  • De todas las variables analizadas, la pasión obsesiva tuvo el mayor peso estadístico en la predicción de los síntomas de dismorfia muscular.

  • Quienes puntuaron alto en esta dimensión mostraron una relación con el entrenamiento caracterizada por:

    • Sentimientos de culpa o ansiedad al no poder entrenar.

    • Una necesidad interna apremiante, difícil de ignorar, de cumplir con sus rutinas.

    • Malestar si no ven avances visibles en su cuerpo o si sienten que “no están lo suficientemente grandes”.

En términos estadísticos, la pasión obsesiva explicó, por sí sola, cerca del 21 % de la varianza total en los síntomas de dismorfia. Es decir, mientras más fuerte era este tipo de pasión, mayor era el puntaje en la escala de dismorfia muscular.

  • Este tipo de relación con el ejercicio no solo puede generar frustración, sino que también puede alterar la percepción corporal, dificultando la aceptación del propio físico, incluso en personas con una estética donde predomina la masa muscular.


3. La pasión armoniosa pareció actuar como un factor protector

  • Por el contrario, la pasión armoniosa —aquella en la que la persona entrena porque disfruta la actividad, valora sus beneficios y puede integrarla con flexibilidad a otras áreas de su vida— se asoció con menores niveles de síntomas.

  • Quienes puntuaron alto en pasión armoniosa:

    • Percibían el entrenamiento como una elección más que como una obligación.

    • Mostraban menor malestar si por alguna razón no podían entrenar.

    • Tenían más probabilidades de experimentar emociones positivas vinculadas al ejercicio (satisfacción, bienestar, claridad mental).

En el modelo de regresión, la pasión armoniosa tuvo un efecto estadísticamente significativo en sentido inverso (coeficiente negativo), confirmando su papel protector ante el riesgo de dismorfia.

Este hallazgo es importante para entrenadores y profesionales de la salud: no se trata solo de cuánto entrena una persona, sino de con qué mentalidad lo hace.


4. El contenido fitness en redes sociales también se vinculó con mayores síntomas de dismorfia

  • Las personas que consumían más contenido relacionado con ejercicio, nutrición para ganar músculo o motivación en redes sociales mostraron mayor riesgo de presentar síntomas de dismorfia muscular.

  • Además, este tipo de contenido también se asoció con puntuaciones más altas en pasión obsesiva, lo que sugiere que la exposición frecuente a cuerpos ideales y mensajes de superación constante podría alimentar una relación más rígida y controlada con el entrenamiento.

El puntaje en la escala FSM (Fitness Social Media) correlacionó moderadamente con la dismorfia muscular (r = 0.38) y con la pasión obsesiva (r = 0.50), pero no tuvo relación con la pasión armoniosa.

Este hallazgo refuerza la idea de que la exposición a ciertos contenidos estéticos no solo afecta la imagen corporal, sino también el tipo de vínculo emocional que se forma con el ejercicio. Los autores proponen que los mecanismos de comparación social que se disparan al ver cuerpos definidos y musculosos podrían incentivar conductas de entrenamiento basadas más en presión y validación externa que en elección personal.


5. Otros hallazgos que vale la pena destacar

  • Las mujeres abandonaron más frecuentemente la encuesta, mientras que la muestra final fue predominantemente masculina. Este detalle no es menor, ya que también puede reflejar cómo el discurso sobre musculatura y exigencia corporal está más naturalizado (y normalizado) entre varones. El abandono femenino podría reflejar cierta resistencia, desinterés o incluso incomodidad con el tipo de preguntas planteadas en el cuestionario, especialmente si estas no logran capturar adecuadamente las formas en que la presión corporal afecta a las mujeres (que muchas veces está más vinculada a la delgadez, la tonificación o la estética general que al tamaño muscular per se).

  • A mayor experiencia en entrenamiento, menor nivel de síntomas de dismorfia:

    • Las personas con más años entrenando mostraron menos síntomas en el MDDI, lo cual podría deberse a una relación más estable, regulada y menos impulsiva con el ejercicio.

    • Este dato puede ser interpretado como una señal de que la maduración dentro del entorno de entrenamiento podría atenuar ciertas formas de obsesión corporal, aunque no necesariamente en todos los casos.

  • La frecuencia semanal de entrenamiento no fue una variable significativa por sí sola:

    • Entrenar tres o seis veces por semana no marcó la diferencia.

    • Lo relevante, según este estudio, no es cuánto se entrena, sino con qué motivación y bajo qué tipo de presión lo hace cada persona.


Comentarios finales

No todo tipo de compromiso con el ejercicio es igual. Hay una línea delgada entre el entusiasmo saludable y la obsesión disfuncional. Entrenar con pasión no es un problema en sí. El problema es cuando esa pasión se vuelve rígida, inflexible o está impulsada por presiones sociales o internas poco saludables.

Además, confirma lo que ya se sospechaba: las redes sociales no son neutras. Exponerse continuamente a modelos corporales “perfectos” puede alimentar la idea de que uno nunca es suficientemente musculoso, y eso puede derivar en pensamientos y comportamientos problemáticos.

El mismo entrenamiento que puede mejorar la salud física y mental también puede ser, bajo ciertas condiciones, una fuente de malestar psicológico. El punto no está en cuánto entrenas ni qué tan fuerte lo haces, sino en la calidad de tu relación con el entrenamiento y con tu cuerpo.

Como entrenadores, médicos o profesionales del movimiento, nuestro objetivo no es solo promover que la gente entrene más, sino que lo haga con una motivación interna bien regulada, con flexibilidad, y que pueda distinguir entre una búsqueda sana de mejora física y una espiral de exigencia estética sin fin.


Dig Deeper

Joensberg, E., Fagermyr, H., Haugen, T., & Sandgren, S. S. (2025). The associations between passion for resistance training and muscle dysmorphia.     Performance Enhancement & Health, 13(3), 100343. https://doi.org/10.1016/j.peh.2025.100343


Dr. Juan Manuel Jerezano Mora

    Medicina de la Actividad Física y Deporte
    CNC | CPT - NASM
    Fundador de MuscleMind Academy e Hipertro.Fit